Una de las ventajas que habitualmente vemos a la hora de crear una tienda online es la de poder trabajar desde casa, sin necesidad del gasto añadido que supone el tener que conseguir un espacio físico de trabajo. Pero no nos engañemos: todos sabemos que, en ocasiones, trabajar en casa puede suponer un obstáculo. Nuestra productividad se ve mermada por los numerosos estímulos exteriores, y sobre todo por la predisposición psicológica, inevitable teniendo en cuenta nuestra formación y nuestro acervo cultural, de que «no estamos realmente en el trabajo».
Muchas personas buscan alternativas para evitar este problema, y una de ellas es la de los espacios colaborativos: oficinas compartidas en las que trabajan juntas diferentes personas de empresas distintas. Con esto se consigue, fundamentalmente, un ahorro económico, ya que los gastos de todo tipo son compartidos. Pero, además, existen otras ventajas inherentes, que con el paso de los años se han revelado como muy importantes, tanto para empresas tradicionales como para tiendas online. El poder trabajar con gente de distintos sectores sirve para ampliar las miras, para conocer otro tipo de planes estratégicos y acciones de márketing, y por supuesto para aprender y compartir conocimientos. El coworking es una tendencia al alza que ya no se sigue sólo por el beneficio económico, sino buscando también la consecución de estos nuevos espacios y la sinergia que se desarrolla y crece en ellos.
Contar con un espacio colaborativo como tienda online también nos puede permitir ahorrar en infraestructura, otro de esos aspectos importantes que tenemos en mente cuando nos planteamos lanzarnos a un negocio de este tipo. El uso de tecnologías de almacenamiento en la nube es fundamental, pero también puede ser interesante contar, para determinados contenidos, con medios de almacenaje más tradicional. Trabajar en un espacio colaborativo nos puede «sacar las castañas del fuego» en este aspecto.
¿Es recomendable hacer uso, por tanto, del coworking si somos una tienda online? Puede ser un gasto que no estemos dispuestos a asumir en un primer momento, como es lógico, cuando hemos de medir al máximo el presupuesto. Pero en el momento en que nos expandamos, añadiendo más personal a nuestra empresa o quizás atreviéndonos con las ventas a nivel internacional, se trata de un aspecto a valorar, con muchos matices positivos que nos pueden llevar a aprender y, por qué no, a entablar contactos que pueden terminar siendo muy valiosos.